martes, 26 de febrero de 2008

Trasformaciones Estéticas en el Habitar. Tránsito de la Casa Individual al Inquilinato.

Texto e imágenes:
Arq. Juan Jose Cuervo
juan.cuervo@upb.edu.co

Los inquilinatos han sido motivo de interés por diferentes instituciones las cuales han concentrado su atención principalmente en asuntos tipológicos, diagnóstico de condiciones físico-espaciales, económicas y legales. Cuando se ha estudiado en profundidad el habitante, generalmente es visto como un hecho socio-económico arrojando principalmente tendencias interpretativas como hecho fáctico. El interés por el tema intenta aportar y dar a conocer los aportes desde otra perspectiva: las transformaciones en el habitar de un hábitat particular donde es posible dar a conocer el tránsito de una espacialidad cuyo sentido era individual hacia una con sentido colectivo, establecida en un marco espacio-temporal que se gesta alrededor de un proceso continuo de territorialización y desterritorialización en el cual se produce una domesticación del espacio; el estudio complementa investigaciones y evaluaciones que se han hecho alrededor del asunto.

Particularmente el habitar en los inquilinatos explora y permite reflexionar acerca de las transformaciones entre lo físico-espacial, los hábitos o prácticas y las significaciones de los moradores de inquilinato, quienes habitan de manera muy particular y adquieren hábitos por razones de necesidad expresando una manera de ser, y en medio del habituarse, la habilitación del espacio logra un sentido diferente y representativo con un alto valor estético, ético y simbólico que manifiesta además una “habilidad cultural”.

Para llevar a cabo esta tarea se parte de la escala micro, la del cuerpo como objeto que a través de manifestaciones estéticas, culturales y sociales, se extiende a un territorio del habitar, el cual a través de los enseres de la pieza, configura el espacio para poder habitarlo. Gradualmente se construye una aproximación desde la pieza con relación a los demás espacios del inquilinato, el vínculo con la calle como extensión del interior y espacio propio más allá los umbrales, y el vecindario que como objeto macro permite una relación con la cuidad. El hilo conductor son las relaciones comunicacionales en el territorio del habitar entre el habitante y el entorno, evidenciando un ser capaz de ejercer una conexión entre lo interior y lo exterior a través de los objetos y la comunicación. Así se estable una continuidad del adentro con el afuera por medio del habitar logrando una construcción estética donde el hábitat es el eje del proceso.

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